sábado, 30 de octubre de 2010

220316


Es ese tipo de amor que no se puede definir, esa clase de sensación incontrolable, ese miedo que me ataca cada vez que me despisto un segundo.

Antes, el peor momento del día era cuando me despertaba, me daba cuenta de todo, de lo lo bueno y sobre todo de lo malo que estaba viviendo, eran esas ganas de no querer despertar porque todo, todo apestaba.
Y ahora es tan distinto. Me despierto con miedo, pero ya como costumbre y al segundo pienso que todo mi dolor ya no esta, se marchó, todas las noche insufribles terminaron, toda la lucha, la interminable lucha por fin cuelga la bandera blanca y entonces aparece mi facilidad de estropear las cosas. Mi miedo, el miedo a volver a perderlo todo, el miedo a tener que volver a esconderme en ese rincón donde nadie pueda verme.

Y con miedo no se puede vivir.

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