miércoles, 29 de diciembre de 2010

tuya, mio, nuestros



Moulin rouge, Desayuno con diamantes, El diario de Noa, Perdona si te llamo amor, Chuck y Blair, Lucas y Sara, Titanic, Pearl Harbour, Shakespeare in love, Un paseo para recordar, Orgullo y Prejuicio, Carrie y Mr. Big, Derek y Grey,  Romeo y Julieta, Rosas rojas, Posdata: te quiero, La vida es bella, A tres metro sobre el cielo…

Innumerables historias de amor de las que cuales aun podría seguir diciendo sus títulos, pero la verdad no quiero hablar de ello, no es el tema principal ahora.

Cada una de ellas es diferente y especial en un sentido determinado pero todas absolutamente todas tienen algo en común.
Un 5% de posibilidades de seguir adelante, solamente un cinco entre cien.  Mirándolo negativamente podría pensar que es imposible, improbable (a la vez inevitable) y es lo que he estado haciendo todo esto tiempo, porque si no fuera una persona humana no lo haría, no me daría cuenta de que las cosas no son nada fáciles, de que un 95% del mundo está en nuestra contra, pero… hoy estoy segura de qué es lo que realmente quiero hacer. 

Es fácil hay un momento en el día en el que todo me da igual, justamente cuando estamos a solas. El mundo se para, no existe nadie más, solo tú y yo. Eso es lo que importa, en ese momento me siento la más feliz del mundo. Lo que me da todos los días esperanzas para levantarme al día siguiente.

Estoy segura de que en todas esas historias en algún momento los personajes se llegaron a sentir así, con miedo, miedo de perderlo todo en cada segundo que pasa del día. Como una inestabilidad permanente que te abruma todo el tiempo. Pero ahora sé que el camino no es lo que importa, lo que realmente demuestra el amor es el final, la lucha cuesta arriba.

Y que sí que el amor y la esperanza pueden reventar todos los esquemas numéricos, puede cambiar cualquier porcentaje transformando ese 5% en un 100%. ¿Y porque no intentarlo, porque no luchar por lo que uno más quiere?. Yo lo haré, estaré ahí día y noche esperando aunque tenga que aguantar mil tormentas.




Siempre, siempre, estaré esperándote.

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