miércoles, 4 de julio de 2012

Sin título



Creemos ser todo y nada al mismo tiempo, creemos ser inmortales, invencibles, indestructibles. Creemos ser las rocas que Dios creó quizá como paradoja. Creemos saber que es el odio, la alegría, el placer, las lágrimas o la esperanza. Pero sobretodo creemos saber que es el amor. Hay innumerables maneras de amar y ninguna debería ser impuesta a la otra. Al igual que hay innumerables formas (para mí) de hacer el amor; puede ser un simple beso, puede ser una intensa mirada o una palabra tierna dicha a tiempo.
Nuestro mundo o al menos un mundo que creemos que es el nuestro se pasa las veinticuatro horas del día matando sueños, suprimiendo inspiraciones, reprimiendo ideales, ahogando ilusiones... ¿Como podemos entonces llamar mundo a una cárcel de pensamientos? Somos egoístas, somos piedras minúsculas en un universo que para nada gira entorno a nuestro planeta. Somos unos pobres ciegos encerrados en un túnel iluminado, somos esperanza congelada en una nevera desenchufada, somos alegría quemandose en un fuego bajo el agua. Somos la belleza de un cuadro Monet y somos la monstruosidad del hambre en "nuestro" mundo.
SOY EL GRITO DE LA HUMANIDAD,
SOY EL GRITO DEL CAMBIO,
SOY EL GRITO DE LA NECESIDAD.

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