viernes, 3 de enero de 2014

y por qué

Oye, te quiero. Te quiero porque al entrar en casa me haces quitarme mi ropa "de fresca" y me pones el pijama más calentito que tienes, te quiero porque me pones esos calcetines gorditos y las zapatillas de andar por casa, te quiero porque me obligas a no sentarme en el suelo y que "ese culito de princesa" no tenga frío. Te quiero porque me preparas café con espuma de la que me gusta y un poco de chocolate, te quiero porque me cocinas (y me sabes cocinar), te quiero porque transformas mis caóticos y destructivos dramas en mera comedia. Me gusta que te encante mi cara de indignada y mis maneras de arrasar con todo  y menos mal que por miles de veces que te diga que te vayas siempre estás ahí detrás. Te quiero porque aunque a veces te pegue siempre me devuelves un beso, y cómo me gusta que me abraces y me inmovilices y me busques (y encuentres) por mi cuello. Y menos mal que tienes paciencia (y el cielo ganado conmigo) porque aún te quedan millones de películas en las que me voy a quedar dormida y te va a tocar llevarme a la cama y al día siguiente seguiré renegando que me dormí y que sólo descansaba los ojos. 
Te quiero, mi amor, porque de vez en cuando me traes croissants franceses, cupcakes o lo que sea, por cómo te pierdes mirándome cada vez que me arreglo o estoy sin más con el pijama puesto, te quiero porque conoces todos los lunares pequeños, grandes y medianos de mi cuerpo. Te quiero porque conoces mis monstruos, mis errores y también mi lado bueno (que supongo que está por ahí contigo). Y te quiero por veintiocho mil motivos más y lo sé porque cada vez que empieza un nuevo día pienso la suerte que tengo de tenerte en mi vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario