miércoles, 4 de marzo de 2015

"xiqueta"


Que egoístas somos, querida muerte, perdónanos por ser débiles y querer alargar la alegría, el amor, los recuerdos, el dolor, la amistad, las miradas, el tacto, la vida. Perdónanos por llorarte cuando apareces y nos coges de la mano incluso con delicadeza, cuando te lloramos aunque nos invites a bailar en la vida eterna. Perdónanos por contradecirnos y odiar a tu enemigo, por invocarte en los peores momentos y luego despreciarte, por llamarte y echar a correr cuando te acercas, por insultarte, gritarte y después amarte. Perdónanos por temerte y confundirte con el dolor. Perdónanos por prohibirte y por imponerte, por pretender ser tus dueños, perdónanos, ya sabes que somos humanos y que tú nos puedes y perdona a la vida porque a ella nunca le podrás, ella siempre ganará porque antes de ti, siempre hay vida, porque siempre naces y eso es lo que merece la pena. Por eso te gritamos, por eso queremos alargar el dolor, por eso te lloramos, por eso sufrimos porque sabemos que la vida nos gusta y nos disgusta nos complace y nos insatisface. Porque la vida es un mar, que puede estar tranquila y levantar de repente un oleaje de sentimientos y que eso nos gusta porque si sobre-vivimos, querida muerte, si sobre-vivimos sobrevolamos y no hay cosa que agrade más al ser humano que poder volar y sentir la libertad, sentir que tú simplemente no estás, que eres indestructible y que ahí arriba nunca vendrás. Y lo siento, porque solo matas materia y no esencia, y eso te insatisface también a ti querida muerte, porque una vez más la vida te vence, mientras hay vida, hay recuerdos, mientras hay vida hay esencia. Mientras hay vida hay siempre esperanza y la esperanza igual que la vida es contagiosa.




- la xiqueta

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