Hace días me puse
una película de boxeo. Una de mis favoritas es Million Dollar Baby y
pensé que Cinderella Man me gustaría. Acerté. Luego vi un par más de
boxeo que también me encantaron y hasta me metí en wikipedia a investigar,
encontré algo interesante que me gustaría remarcar: la capacidad de superación.
La mayoría de los protagonistas
provienen de zonas marginales, con poco dinero se ven obligados a recurrir a un
plan alternativo (aquí entra el boxeo).
Todos tienen en mente un objetivo, pero ¿Por qué pelear? Puede que el dinero sea una motivación pero dudo mucho que toda la fuerza interior provenga de la simple economía (que no dudo que mueva el mundo). Mejorar, la esperanza de tener un futuro mejor, de obtener respeto, ascender ahí arriba hasta donde las estrellas brillan.
Todos tienen en mente un objetivo, pero ¿Por qué pelear? Puede que el dinero sea una motivación pero dudo mucho que toda la fuerza interior provenga de la simple economía (que no dudo que mueva el mundo). Mejorar, la esperanza de tener un futuro mejor, de obtener respeto, ascender ahí arriba hasta donde las estrellas brillan.
En todas las películas estos
luchadores comparten que no se puede luchar contra lo que no se ve. Quizá esta
sea la clave de todo. Hablo de la vida. No se puede luchar directamente contra
el odio pero sí en nombre del mismo. No podemos dejar K.O al miedo de un buen
gancho pero si podemos utilizarlo ( como diría Nietzsche) como trampolín.
Por esto me han
gustado (y encantado) estas películas. Ellos saben porque luchan y contra que
luchan. En una de ellas “Ali” se ve obligado a combatir ciego y no da una.
Espero el día (y voy a por él) en el que deje de pasarme esto, el día en el que empiece a ver y
pueda golpear con fuerza todo lo que me molesta, y acabar. Así de momento, he decidido ponerle gafas a mis guantes, hasta que mi instinto las sustituya y ya no las necesite nunca.
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