Para saber levantarte
tienes que haberte caído,
y para saber vivir
preferiría que me mataras;
rápido y sin anestesia cariño.
En vez de fingir o
más bien interpretar
(em)papelar de amor,
a mi que ya no creía en él,
el amor, porque me enseñaron
a hacerlo mal,
a amar, escondido, mirando por una de esas miradas
que parecen que dicen o gritan
y que va
ni un ápice,
ni un sonido.
Un amor mudo.
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