Mi psiquiatra dice que es una niña,
que nació el mismo día que yo, rodeada de alambres;
al no poder desplazarse,
por riesgo inminente de corte,
comenzó a desarrollarse en mi estómago.
Mi psiquiatra dice que es una niña que no puede nacer.
Vendrá al mundo el día que YO GRITE,
que yo APUÑALE,
que yo cometa un atentado a mi favor.
Ella me colma de hambre y sed de atención canina.
Se llama rabia desde antes de que yo tuviese un nombre.
Ella es la que te grita:
- no puedo más,
- vete de aquí,
- quiero estar sola,
- ya no te quiero.
Ella es la que sangra por la nariz.
Yo
soy una víctima de la hija que no nace,
un títere de sus seis letras de acero ardiendo.
Yo
soy una muñeca sangrando en la estantería de los que me aman,
una pieza inútil que se ulcera en las muñecas de los que he amado.
Enamorarse del perro es mantenerla con vida.
Muerta yo,
se acabó la rabia.
IX.
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