Si te está haciendo daño,
no es una pérdida,
es sacar la basura.
Te entiendo.
No es fácil.
Llamar basura
a aquello que uno ama.
Desprenderse
es dejar que se caiga la piel,
antes de que otro te la arranque si tiras.
No es fácil,
dejar en el portal una montaña de terror,
mirándote a los ojos vidriosos.
No es fácil
(Que mi perra lleva nueve años cagándose en mi habitación
y yo la sigo dejando dormir en mi cama).
Uno tiene que abandonar aquello que ya le ha abandonado.
Porque depender
es colgar de hilos invisibles,
es ser la marioneta privada de alguien público.
A veces
uno tiene que entender que no es el responsable de tener que llenar en invierno
todas las piscinas de verano.
Llorar es regarse para crecer más fuerte,
pero también es perder el aire.
Y que todavía hay gente que no distingue a aquellos que hunden por hundir
de aquellos que hunden por ahogarse.
También he pasado por ese momento en el que no puedo más.
Y se rompe un vaso.
Te ponen una multa.
Te clavas una chincheta.
Te grita un funcionario.
Te das un golpe en el codo.
Explota la cafetera.
Te llama por teléfono
y te cuelga.
También necesito un abrazo que me rompa las costillas,
para ver si el corazón sigue ahí.
Solo quería decir
"Levanta libélula:
date tiempo,
date tiempo,
date tiempo,
date tiempo
Mételo en una caja.
Y lo más importante:
no lo pierdas.
Ah,
y saca de una vez la basura.
Que esta casa ya duele"
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