Todo lo que haces, suma. Nada de lo que haces, suma. En la vida nada resta. Es el constante movimiento expansionista del universo - si queréis que os lo explique desde la esencia física - y es la naturaleza humana de tener que terminar lo que uno empieza - si preferís un enfoque sociológico -.
La insaciable levedad del ser y el deseo indomable de agotar hasta saciar y explotar(te) aquello que (te) gusta. Cuando (te) guste es mejor que sea sí o nada en absoluto, las medias tintas agotan y hierven con forma de monotonía y aburrimiento. Dejemos el término medio para lo banal o lo superfluo, para lo irrelevante (o irreverente) o para lo que no tienes respuesta por miedo a una solución irreversible.
Pero todo suma,
hasta lo que resta,
suma.
Como dice Kerouac, encontrar aquello que amas y permitirle matarte. El placer de morir, del que hablo (y más bien no callo) con insistencia, sentir los nervios de ver "eso" que amas; sentir, ver y amar "eso" al mismo tiempo es como reír y correrse al unísono (como si una cosa no llevara a otra o como si la otra no fuera efecto de la primera). Quedarse con las ganas es como morir en vida, tener tacto hacia dentro, ver tu único ombligo y oler a infierno. Quedarse con las ganas y vivir las ganas tienen consecuencias antagónicas: morir estando vivo no es lo mismo que matar a un muerto viviente. Tener miedo no es malo, lo malo es sólo tener miedo. Hacerlo con miedo con es malo, lo malo es no hacerlo. Equivocarse por no sumar, no es malo, es de idiotas. Necesitamos menos idiotas dispuestos a morir aprendiendo y amar a ciegas, sin cinturón de seguridad y con ganas de matar las ganas.
Matar las ganas,
matar(te) vivo,
sentir(lo)
nervios.
Como si los ojos se (te) fueran a salir de la cara y la mandíbula comenzara a bailar de manera independiente. Como si (tú) risa no fuera tan grande y tu locura un poco más pequeña. Uno siempre puede verse más grande o más pequeño según quién lo mire (o como se mire).
Destruir aquello que amas,
para asegurar(te),
que no dependía de voluntades,
sino de complicidades.
Desgarrar(te),
la vida, vivida
al destape.
Vamos a jugar, hasta el final, quiero se apaguen las luces y se vayan todos, que vengan "los de seguridad" y me saquen de "los pelos", que me aten, me aspen, me muevan. Para sentir que vivo y que demuestro lo que quiero. Atarse a lo que te gusta y tirarte a una piscina vacía por un desconocido.
"Sólo soy una chica en un bar"
Que sólo quiere bailar,
que me saquen a bailar,
no porque lo necesite,
sino porque nadie baila como yo,
mi canción favorita.
Excepto tú, cuando la cantas conmigo.
Cantar es mejor desafinando y afinando otras cosas, como la mirada. Escuchar con los ojos y ver con los oídos no es un chisme, a mi me ha pasado. Igual que me pasa la vida mientras discuto sobre la necesidad de agotar la vida, de gastarla, de usarla, de girtar(la), quererla, abrazarla y especialmente odiarla.
Ser valientes,
para destruir
aquello que amas,
que al fin y al cabo
es lo único,
capaz de matarte.
No quedarse con las ganas, ni un día, que no sabes lo que va a pasar mañana. Quizá las rosas se pudran y ya no huelan bien.
Vamos a jugar a escondernos,
empiezo yo.
Ven a buscarme.
Nos vemos dónde siempre.
Junto al arte y las ganas de
....arte.
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