jueves, 12 de mayo de 2016

A veces

Las hostias, a la cara que pueda verlas. Las hostias de frente, que pueda defenderme. Los arañazos en la cama. Los mordiscos solo a veces. A veces tengo la sensación de que nací pájaro y me cortaron las alas el día que descubrí que en el mundo había humanos. A veces me pregunto si valió la pena hacer las maletas y huir con lo puesto, dándole un portazo fantasma y con efecto retardado a 18 años de mi vida, cambiar el mar por el asfalto. A veces, solo a veces me pregunto si ya no soy yo o si sigo siendo aquella Iciar con "c" o la "z" a devorado el pasado. 

A veces, me arrepiento. A veces, a veces egoístamente quiero echar a correr y cerrar, cambiar y volver. A veces sumo y me da cero, a veces, como hoy me pregunto si volverme morena por formalismos fue lo mejor, si tapar mis agujeros y mis heridas era la mejor manera de "sobre-vivir" porque seamos sinceras, estaba muerta.

A veces. Hoy. Mi gata sabe que no quiero jugar. Que es mejor ignorarme, que no estoy aquí porque no es dónde quiero estar. Que te echo de menos. Que os echo de menos. Viviros a ratos me deja insatisfecha con las "ganas" a flor de piel y las lágrimas en los pies y en los trenes. Hogar es donde huele a hogar y mi piso apesta a mierda.

Es como gritar, hacia dentro. ¿Sabes? Ser fuerte está sobrevalorado. Cuidado con las personas que sonríen de más, nunca sabes qué guardan. A veces creo que al nacer, nací bomba y cuando menos te lo esperas (me) grito, a veces me resbalo. A veces, me paralizo. 

Permitirse sentirse paralizado y ver la vida correr mientras andas es como estar mudo y escuchar a la gente gritar en medio de una catástrofe. Ya sabéis que todos tenemos un reloj interno que siempre marca la hora que queremos ver.

Ser independiente no es lo mismo que depender de uno mismo.




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